Casi al principio de la Calle Toledo, muy cerca del Barrio del Verdinal, se encontraba uno de los rincones más típicos y queridos de Villanueva del Duque, el llamado callejón de la “Peñalá”. Era este, un lugar de pequeñas y típicas casas vallesanas, alzado sobre una inmensa lancha de granito.
La emigración deshabitó ese pequeño rincón de recuerdos, y una grosera puerta de chapa permitió que se convirtiese en depósito de matas, de enseres olvidados y de silencio. En su libro “La Luz del Verdinal” de 2001, Alejandro López Andrada lo describía así: “ Hoy el barrio de la “Peñalá” – un rincón pequeñito – se encuentra tapiado ante los ojos del visitante, pero aquellos que allí dejamos un trozo de vida y un reguero de infancia atado a la inocencia, sabemos lo que se esconde dentro de él, detrás de la puerta de chapa: un mundo perfecto habitado por las navidades y el aguardiente calido y desamparado de la pobreza”.
El Ayuntamiento de Villanueva del Duque, tomó la iniciativa de volver a dar vida a ese callejón olvidado. Cuando abrimos la puerta de chapa se nos encogió el alma, porque parecía imposible encontrar ese encanto que sabíamos que el lugar tuvo en tiempos. Pero gracias a la memoria de algunos de sus antiguos habitantes, como Bernardino López, y al buen hacer de los albañiles villaduqueños, la “Peñalá” es ahora reflejo de ese rincón que se olvidó en el tiempo y que hoy ha sido recuperado para alegría de nuestro pueblo y reclamo turístico de los visitantes.
Las obras han consistido fundamentalmente en la limpieza del callejón, la eliminación del cemento adherido a la lancha de granito que tapiza el suelo, la colocación de revestimientos en las puertas de las casas, la incorporación de bancos de granito, la delimitación de la altura del callejón con una hilera de tejas, la construcción de una pequeña y austera fuente y la recuperación de un antiguo horno público, donde los vecinos cocían el pan.
Si visitas el callejón, que permanece abierto durante el día, busca un poema inédito de Alejandro López Andrada que se encuentra impreso en una de sus paredes, esperando tal vez, volver a oír «los bolindres rodando sobre una lancha gris de piedra”.
Es una noticia del equipo de https://www.villanuevadelduque.com/
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