La actividad es frenética en Villanueva del Duque, técnicos y operarios municipales, vecinos, desde los niños más pequeños hasta los más mayores, como un villaduqueño de 86 años que se ha prestado a ejercer de “boticario” durante estos días. Todos ellos viven con un intenso trabajo, pero con ilusión, los días previos al inicio de la Semana de Turismo.
Las fachadas comienzan a lucir macetas en todos los balcones, “La Peñalá” espera impaciente su puesta de largo adornada como hacía años que no estaba, la vieja aguada, ahora también recuperada, luce con orgullo mientras recuerda los tiempos en que de ella manaba el agua del Horcajo.
Villanueva del Duque ya espera a sus visitantes, para mostrarles el encanto de un pueblo que rescata su pasado, para afrontar con decisión el futuro.
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