Aurelio Teno, escultor, orfebre y pintor, considerado como uno de los artistas cordobeses más reconocido internacionalmente en lo que va de éste y el anterior siglo XX, tuvo su cuna en el poblado minero “El Soldado” de Villanueva del Duque, aunque fue inscrito en El Viso de donde eran oriundos sus padres. Su nacimiento en un lugar minero ha contribuido a que gran parte de su obra artística haya estado relacionada con los minerales y las rocas.
Ahora tras su muerte, acaecida el día 1 de Febrero del presente año 2013, y cuando el mundo de las bellas artes y quienes le conocimos, sienten y sentimos su pérdida, es momento propicio para honrar de alguna forma su memoria. Una manera de hacerlo puede ser rememorando lo esencial del acontecimiento cultural vivido en su tierra natal cuando fue reconocido Persona Ilustre de la Villa por sus paisanos. Una de las razones que movieron a Villanueva del Duque, en el año 1989, a nombrarle Hijo Adoptivo y tributarle un Homenaje fue sencillamente una cuestión de agradecimiento para con el artista. El pueblo donde él había venido a la vida, no podía permanecer ni indiferente ni estático ante su afirmación y reivindicación permanente sintiéndose orgulloso de haber nacido en dicho poblado minero, así como la relación que solía atribuir a su creatividad artística con la bocamina, dando a conocer el nombre de “El Soldado” por los lugares del mundo donde estuvo. Aurelio Teno asociaba su lugar de nacimiento con los materiales frecuentemente utilizados para hacer sus obras de arte, procedentes muchos de ellos, como es conocido, de la minería.
Haciendo referencia a su “Monumento a Don Quijote” levantado ante el Kennedy Center de Washington, para el que utilizó la piedra y el bronce, y con el que comenzó a consolidar su fama en el campo de la escultura monumental de grandes dimensiones, diré que el Gobierno de España tuvo la idea de regalar a los Estados Unidos una gran obra escultórica que representara a la cultura española. A tal fin le propusieron diseñar una maqueta con la figura de Don Quijote. Lo mismo le fue propuesto a otros dos artistas de fama universal como eran Salvador Dalí y José de Creeft, pero finalmente tan importante obra a realizar fue encargada al escultor nacido en el poblado minero villaduqueño. Aurelio Teno preparó una colosal escultura de siete metros de altura y sesenta toneladas de peso representando al Caballero Manchego, cabalgando sobre Rocinante, dirigiendo su mirada más allá de las estrellas, o sea, a ese Cielo donde ahora él, su escultor creador, ya descansa en paz. Una de las patas de Rocinante, la delantera izquierda del caballo, quedó faltándole el casco, como si se hubiese producido una desintegración de dicha parte del animal en el espacio, una mezcla de lo abstracto y lo figurativo, y que él quiso expresar intencionadamente así.
En cierta ocasión, hablando Aurelio Teno de tan impresionante obra, tanto desde el punto de vista simbólico como escultórico, se expresó de esta forma: “Intenté hacer un Quijote espacial porque yo parto de la base de que si Cervantes hubiese vivido en la época actual, sus Don Quijote y Rocinante no arremeterían contra los molinos, sino que acariciarían las estrellas”.
Este grandioso monumento quedó inaugurado por los Reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, el día 3 de Junio de 1976.
Finalmente, adjunto tres documentos que aportan datos relevantes sobre el diseño y significado de dicho monumento:
- “Concepción del monumento a Don Quijote” escrito por Aurelio Teno, con fecha 8 de Abril de 1976, dónde explica el simbolismo artístico de su obra.
- Palabras de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos en el acto de inauguración del monumento.
- Carta del Sr. Gillis W. Long, miembro del Congreso de los Estados Unidos, dirigida al artista con fecha 12 de Mayo de 1977.
Isidro G. Rodríguez Granados
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